La historia de Vandan

Belice
diciembre 2018

Vandan tenía 10 años y vivía como refugiado en Belice cuando fue parte de este Proyecto y nos contó su historia.

Es un cuadro de animales. No han terminado de pintarlo aún, pero ya se ve hermoso. Hay predadores como el león y el jaguar y hay una jirafa y un pato. En mi país, yo veía a los lagartos en los ríos y a los monos con pequeños traseros rosados. Extraño mi país. Tuvimos que irnos hace dos años porque estábamos en peligro.

Tuvimos que salir. Era Navidad. Mi papá y mis tíos salieron a comprar algo para beber y yo me quedé en casa. Un hombre con armas agarró a mi papá y mi tío golpeó a uno de estos hombres. Entonces un grupo grande compuesto por hombres y mujeres comenzaron a atacar a mi padre y a mi tío, quienes comenzaron a correr. El grupo les tiraba piedras, pero ellos pudieron escapar. Mi papá llamó a mis abuelos para que llamaran a la policía. Yo estaba durmiendo cuando llegaron, ellos estaban bien asustados. Él le contó a mi mamá lo que había pasado y me despertaron. Entonces la policía nos llevó a la casa de mis abuelos porque era más seguro estar allí. Pero mis abuelos maternos se quedaron en la casa y mi mamá estaba muy preocupada por la seguridad de ellos. Este grupo de hombres le dijo a mi papá que le cortarían la cabeza y le sacarían los órganos. Así que nos quedamos en la casa de los abuelos y me llevaban a la escuela por carro.

Una de mis tías dijo que Belice sería un lugar seguro y se podía encontrar trabajo, así que nos ayudó a llegar hasta aquí. Salimos en bote. Teníamos nuestros pasaportes, pero recuerdo que ellos no nos querían dejar entrar si no pagábamos $50 cada uno. Llegamos aquí y alguien nos recomendó que solicitáramos asilo.

No conocíamos a nadie aquí. Alguien nos rentó cuartos y mi familia salió a buscar trabajo en todas partes. Les ofrecieron que podían vivir en el lugar de trabajo, pero por los niños no aceptaron ese tipo de trabajo. Ahora venden casas viejas.

Nos mudamos a otra casa. Un amigo nos la dejó gratis. Está hecha de madera y en sólo un cuarto vivimos todos juntos: mi tío, mis abuelos y mis padres. Está dividida por sábanas, duermo con mi mamá y mi papá. No hay electricidad. Tenemos una batería de carro a la que conectamos algunas luces, pero no podemos conectarle nada más; entonces mi tío, mientras está en la tienda, descarga algunas caricaturas y las pone en una vieja tableta para que yo las vea.

Yo voy a la escuela, pero no me gusta la escuela porque no dan tareas para la casa y la maestra parece enojada todo el tiempo. Tengo un compañero de clases. A veces ella lo agarra por la quijada y ¡lo levanta! Recuerdo mis maestras de primer y segundo. Las extraño.

Extraño muchas cosas. He perdido contacto con mis viejos amigos. Extraño toda mi familia, mis primos, abuelos, tías y tíos. Extraño mi casa y mi osito de peluche al que abrazaba. Dejamos todo atrás. También dejamos mis fotografías que me habían tomado desde que era un bebé.

Lo único bueno aquí es la tranquilidad. Deseo hacer muchas cosas. Me gustaría ser abogado para ganar mucho dinero y ayudar a mi familia. Me gustaría hacer eso.

No podemos regresar a casa. Todos queremos hacerlo, pero no podemos por las gangas. Después que nos fuimos, algunos de los líderes fueron capturados, pero ahora están libres y han matado a uno de mis familiares. No podemos regresar.

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